Un vistazo a los personajes de «Cárcel de amor»

El narrador es protagonista y equilibra la historia, sirviendo como testigo de ella, que analiza lo acontecido y comprende la aflicción de Leriano, sin dejar de coincidir con la actitud de Laureola. Entabla rápidamente amistad con el hombre y le ayuda en cuanto puede.

Deseo, como personificación de un aspecto de la personalidad de Leriano, sirve para introducir tanto al personaje como al trinomio formado por la imagen de la mujer, el ansia de unión que profesa hacia ella y la imposibilidad de consumarla. Precisamente esta última es la variable que define la intensidad del deseo, elemento presente hasta el final de la obra.

La huída de Leriano lejos de su tormento amoroso le convierte en un personaje que despierta compasión, trágicamente desequilibrado debido a su obsesión por Laureola. A través la correspondencia que intercambian depués de mediar el narrador, el amor de Leriano, que al principio refleja cierto erotismo, cambia. Desconsolado al ser rechazado por Laureana después de haberla rescatado, respeta su elección y decide darse muerte.

El amor cortés rige la perspectiva de Laureana, perteneciente a un estamento alto de la sociedad que le obliga a cuidar las formas y no dar muestras de pasión por ser considerado una afrenta a la virtud. Así, su convicción espiritual y responsable con respecto a su linaje, se opone a la de Leriano, centrada en el ámbito terrenal que le atañe, y justifica  que le rechace para esclarecer las restantes dudas sobre su honor.

Cuando Leriano es liberado de su confinamiento figurado, acude a la corte en busca de su amada; momento en que Persio, que también pretende a la doncella, urdirá un ardid difamatorio en contra de Laureana. Tras ser derrotado por Leriano, consigue mantener la credibilidad del rey sobornando a falsos testigos.

Como Persio, el rey incrementa la tragedia del relato, suponiendo un obstáculo más para la unión de Leriano y Laureana, cuyo amor estaba ya sentenciado por su diferencia estamental. No da crédito a su hija cuando se defiende de las injurias de Persio, optando en su lugar por la vía bélica contra Leriano y, cuando finalmente se descubre la farsa de los testigos, pide al mismo que se marche.

Después de que reciba la última carta que Laurana enviará con el auctor, Tefeo (en oposición a Deseo) intenta consolar a Leriano recurriendo a la misoginia, a lo que su amigo responde en defensa de las mujeres.

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